Quede conmigo misma, hoy día primero de Enero les hablaría de mi mayor sueño de la infancia. A la edad de 8 años llego a mi vida un maravilloso libro llamado Corazón de Tinta, y con el paso del tiempo sus compañeros de un mundo de Tinta. Desde que leí Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo y lo que Alicia encontró allí empece a desear que todo lo que leyera se volviera realidad o al menos poder visitar todos aquellos mundos. Entonces llega la maravillosa Cornelia Funke contándome una historia en la que hay personas que con solo leer en voz alta todo aquello que lean se vuelve realidad. Es decir, que si tenían el libro de Hansel y Gretel de los hermanos Grimm y leían el pasaje donde se describe la casa de la bruja ¡ ¡ PUM ! ! Hay una casa de hecha de dulce frente a ti, y si estas personas leían sobre un personaje en especial, este cobraba viva delante de tus propios ojos. Hasta la fecha, tengo este irracional sentimiento de negarme a leer en voz alta, por
Si así fue, así pudo ser, si así fuera, así podría ser; pero como no es, no es. Es cuestión de lógica. —Lewis Carroll